“La dislexia tiene su lado positivo —nos dice Jonathan Hammer (Chicago, 1960)—. La dificultad para descodificar el lenguaje y las palabras puede dar paso al original proceso de codificar elípticamente las imágenes visuales y reordenar las ideas”. La obra de Jonathan Hammer utiliza precisamente esas estrategias en un universo jaspeado desde el que ahondar en la historia, la sociología, la identidad sexual, la poesía y el ocultismo. Los temas se superponen y entrelazan, se fuerzan y retuercen para que ofrezcan una panoplia de lecturas posibles y no se limiten a la inicial investigación elaborada por el artista. El conjunto de obras expuestas en el CAB enlaza hilos esparcidos y divergentes que se retuercen en una única veta artística atravesada por la pintura, el dibujo, la cerámica y la marquetería de pieles exóticas.